Te diría que viven muertos de amores
los que ven tus bellezas y tus primores;
que en Grecia despertaras celos y envidia,
pues te hubieran tomado Zeuxis y Fidias
como modelo rico en forma pura,
ungiéndote la reina de la hermosura,
trasladando gozosos tu cuerpo y cara
a lienzo artificioso de albo Carrara,
donde brillara altiva, por la escultura,
la belleza plástica de tu figura,
que, por su inmutable forma preciosa,
a las musas celestes admiraría.
Fragmento de la segunda serenata de los poemas de adolescencia de Rubén Darío
Ni mucho menos.
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