"Y aun no se me figura que me toca
aqueste oficio solamente en vida;
mas con la lengua muerta y fría en la boca
pienso mover la voz a ti debida"
Egloga Tercera de Garcilaso de la Vega
Me he levantado de la cama para escribir esta trágica entrada.
Recuerdo
perfectamente cual era su sentimiento y su opinión con respecto al
conocimiento de mi persona en sus círculos de amistad. Recuerdo que para
ella no era en absoluto necesario que nadie supiera de mi existencia,
cosa que en su momento me llamaba profundamente la atención, pero ahora,
impregnado de tan profundo pesimismo, puedo comprender perfectamente.
Cuando
me he acostado y me he puesto a pensar en ella y en su relación amorosa
actual, me he percatado, aunque parezca que poco tiene que ver, de lo
poco que ella ha pronunciado mi nombre.
Aunque
me parezca mas que suficiente los maravillosos versos de Garcilaso que
he puesto como subtitulo, me remitiré a otro poeta español, y pondré 2
estrofas suyas, una de las cuales ya han sido vistas en este blog:
"Cada vez que me despierto
mi boca vuelve a tu nombre
como el marino a su puerto"
"Dicen los sabios: todo pasa.
Tú resistes desde tu nombre,
y vences. Mi boca es tu casa"
Ambas
estrofas pertenecen a 2 poemas distintos con un mismo nombre
"Tréboles". Ya he explicado que a lo largo de su obra "Clamor" aparecen
numerosos poemas con este nombre
Con estas estrofas creo que dejo más que claro lo que para mi significa su nombre y que por eso por eso no la nombro.
Esta
noche me ha venido a la cabeza su imagen, y más concretamente sus
labios -¡quien pusiera sus labios sobre estos! -sé quien-, momento en el
que el todo y la nada, el ruido y el silencio, el tiempo y la parálisis
de este lo mismo es- y su voz, y me ha venido a la cabeza el trágico y
triste hecho de las pocas veces que esa voz y esos labios
han pronunciado mi nombre. Puedo recordar que un día le pedí que quería
escuchar su voz, y me envió un mensaje de voz -¡qué feas suenan estas
modernidades en la poesía, hasta en los intentos!-, el cual decía:
"Nahuel, te quiero" ¡BENDITAS SEAN ESAS PALABRAS EXPULSADAS DE SU MENTE,
LABIOS Y VOZ!, tal vez, tal vez esa sea la única vez que de ella ha
salido mi nombre... entonces, tal vez, solo tal vez, haya tenido la
suerte y ahora dicha de que justamente lo haya podido escuchar.
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